Poco se sabe en cuanto a la vida personal de Nehemías, excepto que era un judío que nació en el exilio después que Ciro decretó que los judíos podían regresar a su tierra. La familia de Nehemías debe haber estado entre los que no quisieron hacerlo. Probablemente eran gente de influencia, dado que Nehemías era copero del rey Artajerjes. El asesinato era una amenaza constante para los reyes, y uno de los métodos más eficaces para realizarlo era envenenando la comida y bebida de los monarcas. El copero, persona asignada a confirmar que la comida y bebida del rey no estaba envenenada, ocupaba un puesto de gran confianza y responsabilidad. Aunque estaba en Persia gozando de poder e importancia, Nehemías no había olvidado a su pueblo ni a su tierra.
Un día se presentó con gran tristeza ante el rey Artajerjes lamentando las condiciones en las que se encontraba su tierra, el rey entonces no solamente le dio permiso para regresar, sino que también le dio una escolta y un salvoconducto para pasar por los territorios “más allá del río”, o sea, al occidente del Éufrates en su regreso a Judá. El rey también le concedió permiso para usar madera de los bosques reales para construir las murallas de Jerusalén, así como los portones y su propia casa.
Los gobernadores de otras regiones vecinas se oponían a los planes de los judíos para Jerusalén; el hecho de que Nehemías regresara con pleno poder de parte del emperador para fortificar la ciudad de Jerusalén fue un golpe para los samaritanos, y abiertamente se opusieron a ello.
Nehemías sobresale como uno de los hombres ilustres del Antiguo Testamento. Al cumplir una misión necesaria en su época, demostró el más elevado nivel de dedicación y coraje, tanto en la materia práctica de reconstruir las murallas de Jerusalén como también en el campo espiritual de la reconstrucción de la vida religiosa de su pueblo. Su carrera presenta una excepcional combinación de fuerte independencia y humilde confianza en Dios, de penetrante sagacidad y perfecta sencillez de propósito, de persistente oración con la actividad más enérgica posible; y en cuanto a fe religiosa y sabiduría práctica, sobresale notoriamente entre los ilustres personajes de la Biblia.
Nehemías lo deja todo para ir a reconstruir su país y aquí sería conveniente preguntarnos: ¿Estoy dispuesto a dejarlo todo por reconstruir mi familia, mi comunidad, mis valores, mi vida, mi matrimonio?
Reconstruir nuestra sociedad que tan abatida y magullada se encuentra, nuestro mundo hoy también está en ruinas como lo estaba en aquel entonces Jerusalén.
También hoy los ricos deben compartir los sacrificios del pueblo, también hoy hay miles de personas que tienen que empeñar sus tierras, sus hijos, sus pertenencias, aún más grave su dignidad a cambio de comida, de vivienda, de lo elemental para vivir.
Sin embargo, somos de la misma sangre que nuestros hermanos y nuestros hijos valen tanto como los de ellos; la comunidad cristiana, así como la Iglesia en su totalidad si quieren ser fieles al mensaje de la Biblia tendrán que buscar su crecimiento en un abrirse y enfrentarse con el mundo.
Deberíamos como Nehemías ayunar y orar día y noche ante el Dios del Cielo, pidiéndole por nuestros hermanos…. Si, hemos pecado contra ti, nos hemos portado muy mal contigo, no hemos respetado los mandatos, las ordenanzas y los decretos que nos diste, no hemos cuidado de esta tierra que nos heredaste, ni cumplimos con el ultimo mandamiento que Jesús nos dejó: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”.
Pero no basta con ayunar y orar, el Papa Francisco nos exhorta a ocuparnos de estos problemas y ponernos a trabajar desde nuestros propios entornos.
La historia de Nehemías nos deja como enseñanza el hacernos partícipes del dolor de los demás y ayudar siempre que podamos, a ser un poco más pobres cada día, para enriquecer nuestro corazón y nuestro espíritu.
A luchar por el bien común y no sólo por el propio, a no desistir y a dejarlo todo por restaurar el Reino de Dios aquí en la tierra, en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestro mundo. Luchando contra toda adversidad confiados en que Dios está con nosotros y no nos abandona.
Pidamos a Nuestro Señor la convicción, el coraje, la persistente oración y la sabiduría práctica de Nehemías para defender y restablecer los valores y los principios de ética y amor que harán de este mundo un lugar mejor para vivir.
El presente escrito fue tomado de la reflexión personal del equipo de presentadores del programa sabatino de radio Palabra y Vida coordinado por Jorge A. Cervantes Alday, y es transmitido en Radio Guadalupana (1240 AM) en Ciudad Juárez, México.