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Cornelio el Centurión era un capitán romano que vivía en la ciudad de Cesarea y, según el Nuevo Testamento, fue el primer gentil en ser bautizado en la fe cristiana.

Cornelio estaba en la categoría de lo que los judíos llamaban temerosos de Dios. Era un hombre piadoso, daba muchas limosnas a los judíos pobres y oraba constantemente (cfr. Hch 10,1-2). El pueblo judío de aquel tiempo respetaba y apreciaba a estos gentiles temerosos de Dios, pero no podían realmente compartir su vida, sus hogares ni su comida.

Una tarde Cornelio tuvo una visión en la que un ángel de Dios entraba a su habitación y le decía: Tus oraciones y limosnas han subido hasta Dios y acaban de ser recordadas ante él. Le mando enviar algunos hombres a buscar a Pedro y así lo hizo sin chistar;  mientras tanto, Pedro al día siguiente subió a orar a la azotea del lugar donde se hospedaba, era medio día y sintió hambre, mientras le preparaban la comida entro en éxtasis:  vio el cielo abierto, esta expresión significa que tuvo una visión, tenía hambre y la visión le muestra la caza, vio también una tienda que descendía del cielo, es la morada de Dios entre los hombres, no el templo que se edificó con piedras, sino la tienda imagen del “templo celestial”. Pronto se verá que esa tienda es el pueblo de Dios, está llena de animales impuros, para los judíos los impuros eran aquellos que no compartían su religión y era el caso de Cornelio y sus servidores (cfr. Hch 9,32-11,18).

Pedro se niega a comer de lo que el Señor le ofrece. Su argumento es “jamás he comido nada impuro ni profano” esta respuesta fue absurda y, a la vez, muy típica de nosotros. Dijo ‘no’ a su Señor. La única respuesta legítima a una petición de nuestro Señor es “sí”, Pedro tenía un mal hábito de decirle “no” a Jesús, recordemos “Dios no lo permita, Señor nunca te sucederán tales cosas” (Mt 16,22) y “jamás me lavaras los pies” (Jn 13,8). Comparemos la respuesta de Pedro a Dios con la de Cornelio: ¡mientras Pedro le dice Señor no! Cornelio pregunta (¿Qué es, Señor?). En aquel día parecía que Cornelio fue más sensible a Dios que Pedro.

Fue necesaria la manifestación del Espíritu Santo sobre aquellos paganos para animar a Pedro a bautizarlos.  Dios ha enviado un mensaje de paz, Pedro propone un mensaje que consiste no sólo en decir que se acoge a todo el mundo, sino que además se funda en el sacrificio del servidor que Dios mismo había consagrado.

A nosotros quizá nos parece la cosa más normal del mundo que Pedro bautizara a un no judío, pero no olvidemos que los cristianos de Jerusalén seguían siendo judíos, con toda su educación, sus prejuicios y su sensibilidad y no entendían como se podía entrar en la familia de Jesús sin integrarse antes en el pueblo de Dios, que para ellos seguía siendo el pueblo judío.

Pedro había puesto a Dios en una caja de limitaciones, y ahora Dios iba a sacudir a Pedro para cambiar su pensar. Puede hacer lo mismo para nosotros.

Muchas veces como lo muestra este pasaje, las personas que creen en Dios pero que están alejadas de la Iglesia son más dóciles a la Palabra de Dios que nosotros servidores o quienes viven dentro de los templos, ¿porque nos encanta señalar y juzgar y sentenciar quien es puro o impuro para pertenecer al cuerpo de Cristo?

Busquemos la disponibilidad de Cornelio. En donde estemos, como estemos, lo importante es estar abiertos a Dios y escucharle, obedecerle y seguirle. Como en el caso de Cornelio, el Señor se encargará de los medios.

El presente escrito fue tomado de la reflexión personal del equipo de presentadores del programa sabatino de radio Palabra y Vida coordinado por Jorge A. Cervantes Alday, y es transmitido en Radio Guadalupana (1240 AM) en Ciudad Juárez, México.

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