Ofrecer una formación Bíblica sistemática a fin de que la Palabra de Dios, leída, estudiada, meditada y orada, tenga un lugar central en las actividades personales y de grupo, y contribuya en la construcción de comunidades más fraternas.
Ser un centro diocesano de formación de agentes de pastoral, que colabore en la comprensión e incorporación del mensaje evangélico a la vida cotidiana, personal y comunitaria, haciendo mejores personas y mejores cristianos.
Espíritu evangélico.- Entender, asimilar, vivir y transmitir el espíritu de los evangelios que contienen la vida, obra y mensaje de Jesús a todas las personas que tengan contacto con nuestro Instituto.
Honestidad.- Actuar siempre con base en la verdad. Luchar por ser y actuar acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; vivir tal como somos sin escondernos o fingir.
Integridad.- Ser y formar personas que no actúen en formas diferentes en circunstancias diferentes, sino que lo aprendido, nos presente de la misma forma tanto en lo privado como en lo público, dando testimonio cristiano de lo recibido de Dios a través del conocimiento.
Respeto.- Hablar de respeto es hablar de los demás. Respetar implica marcar los límites entre las posibilidades de hacer o no hacer de cada uno y las de los demás. Es una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de otros, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como personas.
Responsabilidad.– Buscamos cumplir nuestros deberes como personal, maestros o alumnos, adquiriendo la obligación moral de cumplir con aquello con los que nos comprometemos, diseminando conocimientos y vivencias a través de testimonio y asumiendo las consecuencias de nuestras acciones y decisiones.